Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31 Resulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32 Así también llegó a aquel lugar un levita y, al verlo, se desvió y siguió de largo. 33 Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34 Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. 35 Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva”. (Lc 10:30-35)
Recientemente leíamos este pasaje en conjunto preguntándonos cómo nos habla este texto bíblico ahora en un contexto de violencia migratoria y políticas nacionales de expulsión.
Un joven procedente de Sudamérica dijo: Me perturba el hecho de que el hombre que fue atracado en esta parábola no tiene identificación, no se le da nombre, no pertenece a ninguno de los grupos identificados en el texto: el gremio político y religioso (sacerdote y levita) no le atribuyen ningún valor, pasan de largo. Pienso que no solo es invisible a la sociedad mayoritaria sino que se siente legalmente desprotegido, sin privilegios sociales ni civiles ni religiosos. Me perturba que en nuestra sociedad estadounidense estamos obsesionados por proteger nuestros propios privilegios y derechos individuales lo cual nos empuja a evitar simpatizar y cruzarnos con “el otro/a” quien está en desventaja y sufriendo y aparentemente pone en riesgo nuestro conforto.
Una joven procedente de Centro América dijo: A mi me llama la atención el Samaritano a quien veo como alguien fuera de serie porque provee un acompañamiento total al incognito moribundo y vulnerable. Creo que en nuestra sociedad vivimos muy rápido, no tenemos tiempo, funcionamos de forma instantánea, ayudamos y nos compadecemos del necesitado solo si es conveniente y puede hacerse de manera rápida. Me impacta que el Samaritano no hace parte de la sociedad dominante de Israel ni de Roma sino que es también alguien que lucha por su propia subsistencia, ha aprendido a sobrevivir en los márgenes de Jerusalén y Roma y aún así el Samaritano, teniendo menos recursos que los otros miembros de la sociedad dominante, comparte sus recursos para salvar y sanar a un extraño moribundo del camino— que podría muy bien haber sido jerusalemita. Y no solo eso, se asegura que el moribundo se rehabilita por completo.
Finalmente una joven US Latina dijo muy directamente: It is hard for me to relate to the so-called “good” Samaritan in our American society. We are taught not to talk to estrangers, so this scene at the personal or societal level looks so countercultural to me. I do not want to be cynical but a lot of what we do here in our country has a double motive, regardless of who we are: politicians, entrepreneurs or Christian leaders. I am sure there are good Samaritans but they are no the majority.
Culminamos la reunión grupal orando que Dios nos convirtiera en buenos americanos.
El caso de los Soñadores (DACA) representa una medición del carácter estadounidense en lo social, cultural, político y cristiano. Estamos siendo medidos y también juzgados por el evangelio de Justicia, compasión y bondad de nuestro Señor Jesucristo. Una manera de contar la parábola del buen Samaritano en nuestro tiempo y contexto podría ser la siguiente:
Subía una familia del Sur a Los Estados Unidos, y cayó en manos de…
Le quitaron la ropa, los golpearon y se fueron, dejándolos medios muertos…
Resulta que viajaba por el mismo camino un____________ quien, al verlos, se desvió y siguió de largo. 32 Así también llegó a aquel lugar un ___________ y, al verlo, se desvió y siguió de largo. 33 Pero un _____________ que iba de viaje llegó adonde estaban y, viéndolos, se compadeció de ellos. 34 Se acercó, les curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego los montó sobre su propia cabalgadura, los llevó a un alojamiento y los cuidó. 35 Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelos —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva”.
¿Cuál espacio llenaremos con nuestro nombre?
Los soñadores son caminantes que se encuentran atracados por un sistema roto que roba sus ropas, los golpea, los abandona y los deja medios muertos. Los sueños, sin embargo, son el lenguaje de la esperanza. Los sueños no tienen fronteras ni documentos porque se basan en la esperanza de una vida mejor. Solo quien tiene esperanza puede soñar y solo quien sueña puede atreverse a hacer lo que sus madres, padres, tíos, abuelas, hermanos han hecho al anhelar que las vidas de los soñadores tengan mejores oportunidades que la de ellos/as.
Los sueños también son el lenguaje de la Otra América. Por lo tanto hay Otro Sueño Americano:
Ese otro Sueño Americano que como bien lo expresó el Martin Luther King Jr., “se niega a creer que el banco de la justicia está en quiebra. Se niega a creer que no hay fondos suficientes en las grandes bóvedas de oportunidad de esta nación por la cual han trabajado y han amado nuestros padres y madres”. Como bien lo dijera el Dr. King: “hoy estamos aquí nuevamente frente al banco de la justicia social estadounidense para cobrar este cheque”.
¡Soñadores, no se rindan! No dejen de soñar. Muchos/as estamos con ustedes soñando y luchando por ese Otro Sueño Americano. Sueño que con el tenor de Cesar Chávez reza despertando nuestras conciencias con la voz que dice: conciudadanos de todas las razas, servidores públicos, iglesia estadounidense recordemos una vez que el cambio social comienza, no puede retroceder. No puede des-aprender a vivir la vida la persona que ha aprendido a leer, hablar y vivir en una tierra como esta. No se puede humillar a la persona que ha reconstruido su dignidad humana y sentido de valía. Y no se puede oprimir e intimidar a las personas que ya no tienen miedo”.
Así que armados de valor y esperanza yo quisiera hacer un llamado de solidaridad a los educadores, a los políticos, a los empresarios y toda persona que cree en la justicia y la compasión de Dios a que se unan a la lucha a favor de los DREAMERS: apoyémoslos, acompañémoslos, animémoslos… Caminemos con ellos/as por el camino de los Sueños como Buenos Americanos/as…
Y le hago también un llamado de atención a quienes tienen el poder y el mandato de establecer las leyes de este país. Evoco ahora la voz de un profeta y un mártir:
Les suplicamos,
Les rogamos,
LES ORDENAMOS en el Nombre de Dios
¡CESE LA PERSECUSIÓN DE NUESTROS PADRES Y MADRES, HIJOS E HIJAS!
Oscar García-Johnson, PhD
Associate Dean & Associate Professor of Theology And Latinx Studies
Glendale, CA
Octubre 04, 2017