En 1989, el Dr. Perkins se reunió con un grupo de líderes cristianos de todo el país los cuales se comprometieron a servir a las comunidades vulnerables. Como resultado de esa reunión, nació Christian Community Development Association (CCDA) o la Asociación de Desarrollo Comunitario Cristiano.
Los líderes fundadores y dedicados activistas de CCD empezaron a practicar las “tres erres” en sus comunidades. Después de escuchar historias de diferentes comunidades, estudiaron las Sagradas Escrituras y juntos oraron fervientemente. El consejo directivo de CCDA posteriormente agregó cinco componentes a las “tres erres” iniciales: enfoque integral (holístico), desarrollo del liderazgo, escuchar a la comunidad, la iglesia como base y empoderamiento.
La ardiente demanda de justicia de un desertor de cuarto grado de primaria del área rural de Mississippi se ha convertido desde entonces en un movimiento de miles de personas que viven integralmente el evangelio de Jesús y trabajan para alcanzar una renovación comunitaria dentro y fuera de los Estados Unidos.
Los componentes claves del Desarrollo Comunitario Cristiano (CCD, por sus siglas en inglés) ayudan a guiar el desarrollo comunitario que ya existe y opera dentro de vecindarios o barrios marginados o de escasos recursos económicos. La filosofía de CCD cree que la gracia salvadora de Jesús abarca todas las áreas quebrantadas de la vida humana que se desviaron bruscamente del diseño de Dios de unidad, abundancia y shalom. La gracia salvadora de Jesús permea y transforma nuestras relaciones humanas, los lugares donde vivimos, la manera en que gastamos nuestro dinero, nuestro anhelo de paz y justicia y cómo nos preocupamos por los que nos rodean.
El propósito de CCD es instar a los cristianos a comprometerse a iniciar un proceso integral de restauración a largo plazo arraigado en relaciones interpersonales. Las prácticas de CCD promueven acciones redentoras y transformadoras en cada área de la vida de manera tal, que la gente, las comunidades, los barrios, las ciudades y toda la creación puedan florecer en la forma en que Dios lo planeó.