En esta lección examinaremos las bases bíblicas de la redistribución y exploraremos algunos ejemplos presentados en el Antiguo y Nuevo Testamentos.
Cuando Dios creó a los seres humanos, Dios también estableció una economía para que cada uno(a) fuera capaz de dar fruto conforme al trabajo de sus manos. La economía que Dios estableció era un sistema diseñado para administrar todos nuestros recursos y los recursos disponibles dentro de una comunidad que estaba en armonía con nuestra relación con la Tierra, con cada uno(a) y con toda la Creación. Los que contrataban y los que eran contratados debían ser igualmente valorados por el trabajo que desempeñaban al contribuir al mantenimiento de un todo. Aun cuando el pecado y el orgullo humanos pervirtieron el sistema, Dios ordenó se impusieran ciertas reglas para asegurar provisión suficiente para todos aquellos que podrían estar pasando por dificultades en la comunidad. Por ejemplo, cada agricultor debía cosechar su siembra una sola vez para así dejar algo del cultivo (como algunas uvas en la vid) para aquellos que habían tenido un año difícil. Para evitar que alguien pasara hambre o estuviera viviendo sin el sustento básico, el pueblo de Dios no debía ni robar ni aprovecharse de sus vecinos. Tampoco debían retener el salario de ningún sirviente contratado. Dios también estableció el sistema del Jubileo en el cual se daba la oportunidad a la gente de hacer “un borrón y cuenta nueva” (o redistribuir) la propiedad, la riqueza y las deudas obtenidas para que la economía no presentara ventajas ilimitadas a expensas de otros.
Por favor lee y reflexiona en los pasajes de la Escritura y responde las siguientes preguntas.
Levítico 19:9-18
Levítico 25:1-17
Deuteronomio 14:28-15:11
Isaías 58:1-14
Lucas 19:1-10
Santiago 2:1-17
En la siguiente lección verás el segmento del video de redistribución desde la perspectiva de un activista destacado. Antes de continuar, por favor ayúdanos a evaluarte, respondiendo a las siguientes preguntas en el espacio en blanco.